¿Hasta cuándo y qué límite, los gobernantes, dirigentes económicos y políticos Europeos y del Mundo, piensan, se puede tensar la cuerda social de asfixia y miseria?
¿Cómo es posible que, un puñado de personas en todo el mundo, con un solo clic y todo el dinero en sus manos, mantengan en un puño en condiciones de opresión y esclavitud a cientos de millones de seres humanos?
El fragor de los lamentos, en su inmensa mayoría inconscientes de las causas, son la manifestación y evidencia de la esencia de las causas. Si a esto añadimos la claqué de los medios de comunicación, la desactivación y sometimiento de la masa humana está servida hasta el límite de tensión social que queramos recorrer.
En principio, queda mucho recorrido para la inmensa mayoría de ciudadanos, hasta llegar a la situación de cualquiera de los indigentes que viven y duermen entre cartones en el cajero de un banco o bajo el puente de cualquier ciudad.
Sin duda, muchas son las voces de eminentes y relevantes seres humanos de diversos estamentos sociales, aunados a los diferentes movimientos y grupos sociales en actitud reivindicativa, ahogados en la propia indefinición irrelevante de su clamor, estrangulando lo esencial del problema. Salvar y ayudar a los seres humanos en su conjunto, compartiendo y colaborando necesariamente todos juntos con los demás, para retomar el progreso y el bienestar en solidaridad, respetando la libre iniciativa y elección sin discriminación alguna por cualquier causa, es lo esencial.
Mantener a cualquier precio la actual situación de crisis, es insostenible y nos lleva directamente al precipicio y hecatombe humana.
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