26/3/11

Por una nueva teoría económica

Redefinir lo que debiera entenderse por bienes, calidad y cantidad, permitiría establecer las bases de la emisión de dinero y un sistema sólido financiero, previsible, seguro, justo y equitativo sin discriminaciones.

Sin duda alguna, el bien más preciado somos los seres humanos y la naturaleza que provee lo necesario para la existencia de la vida de todos los seres vivos y plantas del planeta. Seguido vendrían los recursos o bienes naturales necesarios en orden de esencialidad y prioridad para la armoniosa conservación y renovación. Más adelante en otro momento podemos tratar, en orden y preferencia, los medios creados por el hombre para alcanzar una calidad de vida y bienestar.

Organizar el modelo productivo y el procedimiento de los flujos del medio-instrumento de intercambio, es decir el dinero, sería entre otras una de las asignaturas pendientes.

La ocupación y no el trabajo productivo directo, supone otro cambio importante y significativo a revisar como unidad productiva, pues se ampliaría a casi la totalidad del tiempo de dedicación y actividades humanas, exceptuando las horas de descanso y libre ocupación.

Así pues, se puede establecer que la oferta monetaria debiera ajustarse como principio esencial, a la población existente y los recursos naturales como Bien Universal, organizando la distribución directamente para cada habitante o unidad familiar, asignando las partidas o rubricas de disposición de acuerdo a las necesidades básicas esenciales reconocidas universalmente, a saber; alimentación, vivienda, educación, sanidad, contribución al Estado para los bienes, servicios y administración comunes, etc.

La caducidad anual del dinero no gastado y la reasignación de nuevo de la emisión dineraria a primeros de cada año, facilitaría los flujos necesarios de todo el sistema productivo para alcanzar un ideal de calidad de vida, bienestar y progreso.

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