Obviamente, no es posible ni a medio ni a largo plazo una unión monetaria sin un gobierno económico europeo. Eso ya lo sabían casi todos los políticos y economistas de su tiempo cuando se iniciaron los primeros contactos para la unión monetaria.
La cuestión es, que como casi siempre, por estrecheces de mira, se deja para el que venga después buscar las soluciones de los problemas aparentemente insalvables del momento. A nadie se le ocurre hacer un coche sin que exista un código de circulación y normas comunes para utilizarlo. Sólo los incautos ciudadanos, (conductores y peatones), pueden ignorar por desconocimiento, que las cosas no funcionan solas porque sí. Es más, posiblemente en el momento de la unión monetaria se pensó que los acontecimientos positivos llevarían a establecer sin traumas la normativa general y la gobernanza económica.
El caso es, que antes ha estallado la grave crisis que tenemos encima y ahora la solución hace agua por todos lados, pues la gobernanza unitaria brilla por su ausencia y los problemas se multiplican por doquier a consecuencia de los males implícitos del sistema que está cojo en la esencia y naturaleza en el modelo económico social.
Tenemos casi de todo en abundancia, se requiere administrar la abundancia para intercambiar libremente los bienes, productos y servicios de modo que la riqueza de unos pocos no suponga la ruina de la mayoría. Esto es posible culminando la economía social que quedó varada en su inicio, cuando se dejó al mercado hacer, sin establecer los medios y normas de modo que permitieran dispersar y homogenizar la abundancia y los medios al alcance de todos.
La cuestión es, que como casi siempre, por estrecheces de mira, se deja para el que venga después buscar las soluciones de los problemas aparentemente insalvables del momento. A nadie se le ocurre hacer un coche sin que exista un código de circulación y normas comunes para utilizarlo. Sólo los incautos ciudadanos, (conductores y peatones), pueden ignorar por desconocimiento, que las cosas no funcionan solas porque sí. Es más, posiblemente en el momento de la unión monetaria se pensó que los acontecimientos positivos llevarían a establecer sin traumas la normativa general y la gobernanza económica.
El caso es, que antes ha estallado la grave crisis que tenemos encima y ahora la solución hace agua por todos lados, pues la gobernanza unitaria brilla por su ausencia y los problemas se multiplican por doquier a consecuencia de los males implícitos del sistema que está cojo en la esencia y naturaleza en el modelo económico social.
Tenemos casi de todo en abundancia, se requiere administrar la abundancia para intercambiar libremente los bienes, productos y servicios de modo que la riqueza de unos pocos no suponga la ruina de la mayoría. Esto es posible culminando la economía social que quedó varada en su inicio, cuando se dejó al mercado hacer, sin establecer los medios y normas de modo que permitieran dispersar y homogenizar la abundancia y los medios al alcance de todos.
Juan Bernardo montejb La comunidad El País
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