4/9/09

Confianza

Desde que nacemos la ciega confianza nos condiciona. Después del destete, nos dan un biberón y un chupete y cuando apenas le hemos cogido el gusto sin apenas tiempo asoma la cuchara. En algunas culturas el destete se produce a la edad de 5 años e incluso más, no se utilizan extraños y ajenos elementos y procedimientos a la naturaleza. Parece que en estas culturas el papel de la mujer es más relevante y reconocido socialmente. Sería cuestión de estudiarlas y comparar más a fondo, pues es posible como causa de la actitud social dominante patriarcal, la inconsciente desconfianza por el temprano destete y el uso de artificios contra natura sembrando las semillas de actitudes nocivas como el egoísmo, el odio, el machismo, etcétera.

Aproximado seguido vienen el padre y demás familiares, vecinos, el cura, maestro, médico y más vecinos. El primer amigo y compañeros de escuela, más amigos, algún maestro y profesores, más vecinos, amigos de mis amigos y familiares. Entre todos constituyen una familia y aparecen los ídolos de los libros y conocidos tebeos. El primer amor, el primer beso y demás ensoñaciones. Apenas queda sitio para el resto del vivir. Estudios superiores, relación con los adultos y repaso del entorno a través de los medios de comunicación, los viajes y el primer empleo.

Llegados aquí como un yugo algunos sucesos se han fijado para siempre en nuestro carácter y otros han caído en desuso por fuerza de la inadaptación de los tiempos.

La confianza se hace camino entre un difícil equilibrio del conocimiento, las pasiones y la química inconsciente de la propia naturaleza. Hacerse con el pulso y las riendas de la propia existencia parece uno de los mayores retos del ser humano, no es fácil y es para siempre el empeño.

La prensa, la radio, la televisión e internet son ventanas al mundo por la que podemos teletransportarnos a diferentes escenarios y localizaciones. Siendo el grado e intensidad de nuestros individuales condicionantes los que determinen la confianza en el medio y en los actores.

Así pues, el abismo entiendo está en nosotros mismos en el interior de cada persona.
Queremos ser libres? Queremos elegir libremente? Solo sé de un camino y es el que prefiero. Y Ustedes?

Gracias a Lluís Bassets, Mario Vargas Llosa, Huffington Post y otros muchos...

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