Si fijáramos el inicio de la economía en un calendario económico, la aparición del uso del trueque, el oro, metales, piedras y telas preciosas, especias y sales, las primeras monedas y el dinero tal cual conocemos sería a primeros de enero, las diferentes y más recientes burbujas financieras mundiales e inmobiliarias serían como los carnavales de febrero y la situación actual una resaca como tormenta de invierno finalizados los carnavales.
Así pues nos queda mucho por recorrer hasta que finalice la dictadura y tiranía del dinero desde el inicio de los tiempos de la civilización hasta nuestros días. Todo está por hacer, hasta que aparezca la primavera del progreso y la abundancia para todos.
Actualmente sobra de casi todo, si bien puede ser cierto que un nivel aceptable y homologable de progreso, bienestar y calidad de vida requiera un umbral de población sostenible y en equilibrio con el entorno.
Se debe de procurar la armonía ocupacional con la disponibilidad y necesidades de la población humana de modo que no sobren se desperdicien, infrautilicen o sobreutilicen bienes y productos.
Actualmente ya existen suficientes conocimientos y avances tecnológicos para gestionar la información, necesidades y disponibilidades, no pudiendo estar seguro de que exista para casi todo de la suficiente consciencia y asunción responsable de la mayoría en todos los aspectos y localizaciones.
Resuelto lo anterior, quedarían solo, las diferencias que puedan sobrevenir por la propia naturaleza y el esfuerzo del intelecto, no por las cosas y medios creados por el hombre como sucede, pues entonces de que sirve el progreso si sólo se benefician unos pocos privilegiados a costa de los demás.
Parece razonable y lógico, que la motivación por el progreso del ser humano por un mundo de abundancia en armonía y equilibrio con el entorno en que, sea que toda las personas puedan acceder y disfrutar activamente de los derechos humanos en libertad y libre elección, sin más condicionante, que el conocimiento y la disponibilidad de cada cual y los bienes y medios de transformación del entorno, resultando ser lo más aproximado a lo esencial del progreso y derechos del ser humano.
Desde esta perspectiva organizar y administrar las necesidades humanas suponen todo un reto social en todos los órdenes, desde el educativo a la organización y administración ocupacional, respetando la propia libertad y libre elección, siendo esencial compartir el conocimiento para progresar, y asumiendo la responsabilidad ocupacional y de consumo en armonía con el entorno y los demás.
Así pues nos queda mucho por recorrer hasta que finalice la dictadura y tiranía del dinero desde el inicio de los tiempos de la civilización hasta nuestros días. Todo está por hacer, hasta que aparezca la primavera del progreso y la abundancia para todos.
Actualmente sobra de casi todo, si bien puede ser cierto que un nivel aceptable y homologable de progreso, bienestar y calidad de vida requiera un umbral de población sostenible y en equilibrio con el entorno.
Se debe de procurar la armonía ocupacional con la disponibilidad y necesidades de la población humana de modo que no sobren se desperdicien, infrautilicen o sobreutilicen bienes y productos.
Actualmente ya existen suficientes conocimientos y avances tecnológicos para gestionar la información, necesidades y disponibilidades, no pudiendo estar seguro de que exista para casi todo de la suficiente consciencia y asunción responsable de la mayoría en todos los aspectos y localizaciones.
Resuelto lo anterior, quedarían solo, las diferencias que puedan sobrevenir por la propia naturaleza y el esfuerzo del intelecto, no por las cosas y medios creados por el hombre como sucede, pues entonces de que sirve el progreso si sólo se benefician unos pocos privilegiados a costa de los demás.
Parece razonable y lógico, que la motivación por el progreso del ser humano por un mundo de abundancia en armonía y equilibrio con el entorno en que, sea que toda las personas puedan acceder y disfrutar activamente de los derechos humanos en libertad y libre elección, sin más condicionante, que el conocimiento y la disponibilidad de cada cual y los bienes y medios de transformación del entorno, resultando ser lo más aproximado a lo esencial del progreso y derechos del ser humano.
Desde esta perspectiva organizar y administrar las necesidades humanas suponen todo un reto social en todos los órdenes, desde el educativo a la organización y administración ocupacional, respetando la propia libertad y libre elección, siendo esencial compartir el conocimiento para progresar, y asumiendo la responsabilidad ocupacional y de consumo en armonía con el entorno y los demás.
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