Lo peor que le puede suceder a una persona es vivir la vida de prestado de otro o simplemente no vivir la vida conscientemente. No solo es cuestión de actitud, es cuestión de percepción.
La dimensión del entorno, el escenario, los actores además de la representación en sí, requiere de una predisposición y actitud innata y aprendida que aunada a la excepcionalidad de la percepción posibilita el disfrute a plazos, intermitente o continuadamente de la vida con todo cuanto conlleva de gratificante, doloroso y trágico en ocasiones.
Toda persona cuenta con el suficiente grado de sensibilidad innato, atrofiado durante la infancia y la juventud por la inmadura férrea disciplina social e inconsciente y falta de conocimientos educativos de una civilización ideal deseable.
Es cierto, que hay ciertas familias que logran sobrevivir al tremendo impacto del mundanal ruido ambiente que todo lo distorsiona y más que probable sean las hacedoras causantes del progreso de la civilización que arrastra como un efecto dominó todo cuanto de positivo tenemos. Todavía son una gran minoría silenciosa, aparentemente, pero en verdad son el verdadero motor del progreso.
Muchos tienen nombres y apellidos célebres y reconocidos en la historia y nunca podremos bien agradecer suficientemente su aporte al progreso que disfrutamos, otros muchos son anónimos seres humanos que en sus breves periodos de lucidez dejaron testimonio de su aporte excepcional de su breve existencia.
La dimensión del entorno, el escenario, los actores además de la representación en sí, requiere de una predisposición y actitud innata y aprendida que aunada a la excepcionalidad de la percepción posibilita el disfrute a plazos, intermitente o continuadamente de la vida con todo cuanto conlleva de gratificante, doloroso y trágico en ocasiones.
Toda persona cuenta con el suficiente grado de sensibilidad innato, atrofiado durante la infancia y la juventud por la inmadura férrea disciplina social e inconsciente y falta de conocimientos educativos de una civilización ideal deseable.
Es cierto, que hay ciertas familias que logran sobrevivir al tremendo impacto del mundanal ruido ambiente que todo lo distorsiona y más que probable sean las hacedoras causantes del progreso de la civilización que arrastra como un efecto dominó todo cuanto de positivo tenemos. Todavía son una gran minoría silenciosa, aparentemente, pero en verdad son el verdadero motor del progreso.
Muchos tienen nombres y apellidos célebres y reconocidos en la historia y nunca podremos bien agradecer suficientemente su aporte al progreso que disfrutamos, otros muchos son anónimos seres humanos que en sus breves periodos de lucidez dejaron testimonio de su aporte excepcional de su breve existencia.
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